4 consejos para cuidar a un recién nacido
El nacimiento de un hijo es una de las mejores experiencias que podemos disfrutar a lo largo de nuestra vida, pero también es una vivencia que conlleva una gran variedad de emociones. Durante el embarazo, la anticipación puede producir una mezcla de emoción y ansiedad a medida que se acerca la fecha, con los padres rezando por un parto seguro.
Una vez que nace el bebé, estos sentimientos se magnifican y, en el caso de los padres primerizos, la preocupación y la incertidumbre se convierten en compañeros constantes a medida que se adaptan a la vida con su nuevo bebé. Cada pequeño cambio de comportamiento puede ser una fuente de ansiedad, y es probable que se cuestione continuamente si está haciendo lo mejor para su bebé. Por suerte, su clínica pediátrica local estará a su disposición para ayudarle en todo momento y aconsejarle sobre cómo cuidar a un recién nacido.
Cada recién nacido es único y se adaptará a su nuevo entorno de distintas maneras, pero los siguientes consejos de Bebés Victoria deberían ayudarte durante esos primeros meses.
No temas pedir ayuda
Algunos padres creen que tienen que asumir la carga del cuidado del bebé ellos solos y piensan que, si piden ayuda, son malos padres. Pero no es así. La crianza de los hijos está llena de retos y, para los padres primerizos, supone una gran adaptación. Por eso, no tengas miedo de pedir ayuda a familiares y amigos, sobre todo si ya han tenido hijos. Son excelentes fuentes de información.
Si tienes dudas o problemas sobre cualquier aspecto de los cuidados del recién nacido, habla con tu pediatra. Él podrá orientarte o tranquilizarte.
El vínculo afectivo es de vital importancia
Cuando nazca tu bebé, te sentirás desbordada por las emociones y es probable que estés agotada. Pero durante los primeros meses es fundamental que dediquéis tiempo a conoceros. Esto puede significar cogerlo en brazos, envolverlo en pañales, acariciarlo y tararearlo. El bebé responderá a este contacto y se formará un vínculo afectivo que le ayudará a aliviarse de la sobrecarga de estímulos que recibe del mundo exterior.
El vínculo afectivo también contribuye al crecimiento emocional y físico del niño a lo largo de su infancia.
Llorar es su forma de decirte algo
Durante los primeros años, tu bebé llorará mucho. Es su principal forma de comunicarse contigo. Puede ser algo tan sencillo como: “¡Eh, estoy aquí! Ven a abrazarme!” O puede ser una indicación de que necesita que le cambies el pañal o que le des de comer. Durante los primeros meses, es probable que estés paranoica o demasiado sensible a su llanto y te preocupe que sea un indicador de algo más grave. Tienes razón al preocuparte, pero algunos síntomas reveladores suelen acompañar a problemas más graves.
Infórmate sobre los síntomas reveladores de las enfermedades infantiles
Los recién nacidos no tienen el sistema inmunitario completamente desarrollado, por lo que son especialmente vulnerables a enfermedades e infecciones. Mantenerlos abrigados, hidratados y bien alimentados, junto con las vacunas necesarias, les ayudará a mantenerse protegidos de la mayoría de las enfermedades. Sin embargo, los resfriados, la gripe y otras enfermedades que los adultos pueden combatir fácilmente pueden ser especialmente problemáticas en los recién nacidos.
Si su hijo está inusualmente tranquilo o llora descontroladamente, debe comprobar inmediatamente su respiración y su temperatura. Además, si no come ni bebe, son señales de alarma que no deben ignorarse. Esto no quiere decir que se trate necesariamente de una urgencia médica, pero debes ponerte en contacto con tu pediatra para que te aconseje si te recomienda acudir a una revisión.